lunes, 23 de febrero de 2009

Reencuentro

Para Ximena

Ayer me aplastó el cielo. En un momento en que miré el firmamento cayeron estrellas que llenaron mi mente de recuerdos. En la altura de una montaña donde el sonido característico es un permanente río de aguas tranquilas, donde el olor a bosque y a hojas húmedas aún nos acompaña en los caminos de tierra roja que unen cada uno de sus rincones, donde la noche invita a mirar hacia arriba y la contemplación de ellas nos demuestra lo pequeño que somos, donde las aguas calientes entibian los pensamientos y las rodillas. Ahí...te amé nuevamente.

Te amé como antaño, te amé como nunca he amado a nadie, te ame en silencio y en recuerdo. Te amé por ser la primera mujer que hice mía y por ser el primer hombre que te tuvo. Te ame por tus ojos de luna y tu sonrisa de sol. Te amé por tu entrega, por tu confianza. Te amé porque tuvimos un sueño que no fue pero que existió. Te amé por tu cuerpo entero.

El volver a Río Blanco después de 18 años trajo consigo demasiados recuerdos y me hizo reencontrarme contigo y con un pedazo de mi historia que mucho tiempo rehuí. Tanto tiempo busqué razones, me pregunté, me cuestioné porque no pudimos estar juntos. En tantas ocasiones me culpé por no hacer lo suficiente ó simplemente reinventé la historia dándole distintos finales, soñando otros desenlaces, desenlaces felices. Durante muchos años tuve miedo de perderte. Temí que la luz y la magia que dejaste en mí se extinguiera para siempre, por eso te busqué. Me demore meses en encontrarte pero lo hice e ingenuamente creí que con esto, con escribirte y saber de tu vida bastaba para retenerte. Pero no es así, el tiempo mella los sentimientos, los recuerdos y a las personas.

Hoy entendí que no es necesario blindarte ni salvar tus recuerdos. Entendí que lo nuestro fue un globo de helio en manos de un niño que en cualquier momento se arranca de las manos y se aleja y así ocurrió, sin embargo, esto ya no importa, pues lo que viví y sentí no tiene puntos de comparación con otras historias. Nunca mi entrega fue tan honesta y pura como contigo, quizás por mi juventud o por que eras mi primer amor - que momento más glorioso -, en fin, eso no es lo importante. Lo importante y lo que quiero decirte es que nunca encontré alguien como tú porque ese alguien no existe. Nuestro amor fue único e irrepetible y por ese solo hecho no necesito protegerte ni protegerme, ya no más. Me di cuenta que hay dos tipos de amores. Están los amores que nos acompañan a diario, esos que nos dan lo que nuestra vida cotidiana necesita y cubre nuestras carencias de cariño, afecto, seguridad, proyectos, etc. y están los amores que nos hacen trascender, esos que nos completan y divinizan, que tocan nuestro espiritu y rozan lo mágico, esos con los cuales soñamos cuando estamos a solas y que siempre querremos. Tú estas entre estos últimos. No importa si estuvimos juntos una hora o un siglo. No importa con quién estes y con quién yo esté, siempre tendrás tu lugar en mi corazón y mis recuerdos.

Hoy vuelves a ser libre, libre como el viento, libre de mí, como siempre te quise, como siempre te soñé, hoy te dejo partir. Hoy vuelvo a ser libre, libre como el viento, libre de ti, como nunca quise, como nunca soñé pero que, sin embargo, es lo que fue.

Gracias por todo, gracias porque a pesar de que quizás nunca leeras este escrito me ayudas a ser mejor persona, a ser más libre, a dar un paso más en la tarea de crecer. Gracias al destino por haber cruzado nuestros caminos y espero que, en algún momento de lo que me queda de vida, pueda volver a verte para darte un abrazo y un beso afectuoso, mirarte a lo ojos y demostrarte todo lo especial que eres para mí.

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